Crisis hídrica sin respuestas: el agua no llega, la paciencia tampoco en 25 de Mayo
(Foto: Referencial) Mientras las temperaturas suben, se multiplican los reclamos por la falta de presión y la mala calidad del agua de red. Promesas de campaña incumplidas, soluciones parciales que agravan el problema y un malestar vecinal que ya desborda las redes sociales.
La crisis del agua en la localidad dejó de ser un problema técnico para convertirse en un síntoma político y social. Desde hace meses —y con mayor crudeza en la antesala del verano— llueven los pedidos de solución por la falta de presión en la red, que impide a numerosos hogares siquiera cargar los tanques. Hay sectores que pasan semanas enteras sin agua suficiente, obligando a las familias a improvisar respuestas individuales frente a un problema colectivo que el Estado municipal no logra —o no decide— resolver.
Algunos vecinos optaron por instalar pequeñas bombas que succionan el agua directamente de la red. Pero lo que para unos es un alivio momentáneo, para otros se transforma en una condena: mientras la bomba funciona, los domicilios cercanos se quedan lisa y llanamente sin agua. Otros, directamente, recurrieron a perforaciones para extraer agua del subsuelo, aun sin certezas sobre la calidad del recurso que están consumiendo.
En ese contexto, también se multiplican las quejas por la distribución de agua a domicilio. Según relatan vecinos y se replica en redes sociales, el municipio abastece con camiones solo a algunas familias, sin criterios claros ni planificación visible. Las acusaciones son directas: el agua llegaría, principalmente, “a los amigos del poder”.
El problema no es nuevo. Es de larga data y ha sobrevivido a sucesivas gestiones. En invierno no se resuelve; en verano, se vuelve directamente insoportable. Sin embargo, la “solución definitiva” al agua potable aparece, elección tras elección, en casi todas las plataformas de campaña. El actual gobierno no fue la excepción: reconoció en su momento la necesidad de terminar con esta suerte de maldición comunitaria. Apenas iniciada la gestión, comenzaron los reclamos. Las respuestas oficiales, repetidas hasta el cansancio, se limitaron a justificar los costos de una obra de fondo, siempre acompañadas por alguna lucecita de esperanza. Hoy, ya promediando el mandato, no hay señales concretas de que el tema vaya a resolverse.
Días atrás, el municipio difundió un parte de prensa anunciando que el problema había sido puesto en manos de una empresa que visitó la localidad. Lejos de traer alivio, la visita dejó más dudas que certezas. Uno de los referentes de la firma no solo no presentó una receta para terminar con el déficit histórico, sino que deslizó que el agua no se paga al valor que correspondería. Una afirmación ajena al pedido concreto: las tarifas son una decisión política, mientras que a la empresa se le solicitó —o se le debería haber solicitado— una solución técnica.
La gravedad de la situación es tal que muchos reclamos ya no exigen agua potable de calidad, sino simplemente que el agua llegue y tenga presión suficiente para llenar un tanque. Sin embargo, todos saben —y padecen— lo que arrastra la red. El sedimento es visible: canillas exteriores que, tras pocos días sin uso, largan agua turbia; tanques que, al limpiarse, revelan un sedimento viscoso y oscuro adherido a sus paredes. Esa es el agua que se distribuye de manera permanente.
El hartazgo vecinal también se expresa con claridad en las redes sociales del propio municipio. Basta con leer los comentarios en publicaciones que nada tienen que ver con el servicio de agua para encontrar súplicas, reclamos y descargos. No hay respuestas oficiales, ni en Facebook ni en hechos que permitan suponer que el problema tiene una fecha de vencimiento.
Los ejemplos sobran. En una publicación sobre la Feria del Regalo, Anai Rivero escribió: “Que lleve agua Papá Noel x favor, x que hace una semana que no tenemos”. En el mismo posteo, Hilda Acuña Montesino preguntó: “¿Alguien sabe cuándo van a solucionar el tema del agua? En el Barrio Trenel no hay agua”.
En la difusión de la reparación de semáforos en General Pico y Don Bosco, Bautista Traverso fue más duro: “qe emosicion tengo digan le al inútil intendente lleve agua gente para sus amigos le lleva”.
Incluso en la publicación sobre la visita de LiveCom SRL para “optimizar el sistema de agua potable”, los comentarios desnudan la profundidad del problema. Sofía Garro escribió: “Que solucionen el problema del agua y después cobren. Hace años que estoy comprando bidones de agua porque el agua de red no es apta para tomar. Tenés que tener cuidado cuando vas a poner el lavarropas… la ropa te sale marrón o negra. Un desastre”. Edgardo Velázquez agregó: “Anoche se me llenó el tanque de aire, todas las noches lo mismo”. Mariela Miranda relató: “Hace como un mes que tengo que llenar de la perforación, pero es tan dura que te deja el pelo y la ropa dura… las cañerías no duran”.
Y hasta en una publicación sobre trabajos viales en Santa Rosa Norte y Macachín, Martín Exequiel Pérez sintetizó el sentir general: “¿Por qué mejor no arreglan el tema del agua?”.
La conclusión es tan simple como incómoda: el agua sigue sin llegar, la calidad es cuestionable y la respuesta oficial brilla por su ausencia. Mientras tanto, el mal humor se acumula en los hogares, los tanques y las redes sociales. La “solución definitiva” continúa en lista de espera, y el tiempo —como el agua— parece escurrirse sin que nadie se haga realmente cargo.
Redacción
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